La ciberseguridad es hoy una de las preocupaciones más críticas para empresas y gobiernos en todo el mundo. Sin embargo, los cimientos de lo que hoy conocemos como ethical hacking y pentesting tienen sus raíces en los primeros días de la informática, cuando los primeros hackers exploraban los límites de estos nuevos sistemas. Algunos de estos pioneros pasaron de ser figuras temidas y polémicas a convertirse en respetados consultores de ciberseguridad, ayudando a proteger los mismos sistemas que alguna vez vulneraron.
El término “hacker” surgió en los años 60 en el MIT (Massachusetts Institute of Technology), donde los estudiantes y entusiastas de la informática empezaron a desarrollar soluciones creativas y no convencionales para problemas tecnológicos. Aunque en sus inicios no tenía una connotación negativa, con el tiempo, el término comenzó a asociarse con la intrusión no autorizada en sistemas informáticos.
Durante los años 70 y 80, el hacking se volvió más visible para el público, a menudo gracias a películas y reportajes que alimentaban la imagen de los hackers como jóvenes prodigios que podían acceder a cualquier sistema con facilidad. Casos notorios como el de Kevin Mitnick, quien durante su adolescencia y juventud se dedicó a hackear grandes empresas como Nokia y Motorola, contribuyeron a esta percepción.
A medida que los ataques cibernéticos se volvieron más sofisticados y frecuentes, las empresas y organizaciones comenzaron a darse cuenta de la necesidad de contar con profesionales capaces de pensar como hackers, pero con un propósito ético: identificar y corregir vulnerabilidades antes de que fueran explotadas por ciberdelincuentes. Así nació el concepto de “ethical hacking”.
El pentesting, o pruebas de penetración, se convirtió en una metodología clave dentro del ethical hacking. Los pentesters se especializan en simular ataques cibernéticos para evaluar la ciberseguridad de los sistemas. A través de técnicas que imitan las usadas por los hackers, pero en un entorno controlado y con el permiso de los propietarios del sistema, los pentesters ayudan a identificar y remediar fallos de ciberseguridad.
Algunos de los hackers más famosos que en sus inicios violaron la ley eventualmente utilizaron su conocimiento para bien, convirtiéndose en consultores y expertos en ciberseguridad. Aquí algunos de los más destacados:
•Kevin Mitnick: Considerado uno de los hackers más famosos de la historia, Mitnick fue arrestado en 1995 después de una persecución que duró varios años. Tras cumplir su condena, Mitnick se reformó y fundó su propia empresa de ciberseguridad, Mitnick Security Consulting, y se convirtió en un autor y conferencista reconocido en el ámbito del ethical hacking.
•Adrian Lamo: Conocido como el “hacker vagabundo” por su estilo de vida nómada, Lamo ganó notoriedad al hackear empresas como Microsoft y The New York Times. Aunque tuvo problemas legales por sus actividades, posteriormente trabajó como analista de ciberseguridad y colaboró con el gobierno en varias investigaciones.
•Robert Tappan Morris: Creador del primer gusano informático, el Morris Worm, que causó una de las primeras grandes crisis de ciberseguridad en 1988. Morris fue condenado, pero luego se reformó y se convirtió en un respetado académico en el campo de la informática y la ciberseguridad, llegando a ser profesor en el MIT.
•Kevin Poulsen: Apodado “Dark Dante”, Poulsen fue un hacker que comprometió los sistemas de telecomunicaciones de los Estados Unidos. Después de su arresto y posterior liberación, Poulsen cambió su vida, se convirtió en periodista y editor senior en Wired, donde cubre temas de ciberseguridad.
Hoy en día, el ethical hacking y el pentesting son esenciales para mantener la ciberseguridad de los sistemas globales. El camino desde la actividad ilegal hasta convertirse en protectores de la ciberseguridad ha sido recorrido por muchos, demostrando que las habilidades de hacking pueden ser redirigidas hacia un propósito ético y beneficioso.
La evolución de estos individuos y la profesionalización del campo reflejan un cambio en cómo la sociedad entiende y utiliza el hacking. Lo que comenzó como un acto de rebelión o curiosidad se ha convertido en una carrera legítima, necesaria y, en muchos casos, admirada en el mundo de la ciberseguridad.
El pentesting o Test de penetración, en español) es una técnica de ciberseguridad que consistente en atacar entornos informáticos con la intención de descubrir vulnerabilidades en los mismos, con el objetivo de reunir la información necesaria para poder prevenir en el futuro ataques externos hacia esos mismos …
El Servicio de Seguridad en Ciclo de Desarrollo es un enfoque integral que garantiza la protección de los proyectos de software desde su fase inicial de diseño hasta su implementación final. Esto implica integrar medidas de seguridad en cada etapa del proceso de desarrollo, desde la planificación hasta la entrega del producto. La importancia de este servicio radica en varios aspectos:
En resumen, el Servicio de Seguridad en Ciclo de Desarrollo es esencial para garantizar que los productos de software sean seguros, confiables y cumplan con los estándares de seguridad y privacidad, lo que resulta en beneficios tanto para la empresa como para sus clientes.
El Phishing Ético es una servicio que consiste en realizar actividades de Ingeniería Social con propósitos legítimos y éticos, generalmente como parte de una Campaña de Concientización, Evaluación de Seguridad, Prueba de un Pentesting o Red Team.
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Un Red Team en ciberseguridad es un grupo de profesionales que simulan ser adversarios externos para evaluar la seguridad de un sistema o red. Utilizan tácticas similares a las de ciberdelincuentes reales, llevan a cabo pruebas de penetración, analizan riesgos y proporcionan recomendaciones para mejorar la seguridad. Su enfoque proactivo ayuda a las organizaciones a identificar y abordar vulnerabilidades, fortaleciendo así sus defensas contra amenazas potenciales.
La gestión de vulnerabilidades es un proceso integral que se centra en identificar, evaluar y abordar las debilidades en la seguridad de un sistema o red. Este proceso sigue varios pasos clave:
La gestión de vulnerabilidades es esencial para mantener la seguridad de la información en un entorno digital en constante cambio, minimizando el riesgo de explotación y fortaleciendo las defensas contra posibles amenazas.